Zac. 8:19 “…Amad, pues, la verdad y la paz”. LA VERDAD ¿Qué es la verdad para ti? ¿Amamos la verdad? Que yo sepa a nadie le gusta la mentira. Sin embargo, algunos están acostumbrados a mentir, sea porque es una mala costumbre aprendida de otros, o porque es un pecado difícil de evitar. Si es algo aprendido, como cristianos, debemos cambiar de manera de pensar en ese aspecto, pues uno es lo que piensa (Prov. 23:7). Por eso la Palabra nos habla de ser transformados y de “renovar nuestro entendimiento” (Romanos 12:2). Si es un pecado, arrepentirse de ello ante Dios y cambiar de actitud. El arrepentimiento tiene que ver con cambiar de rumbo. Si íbamos en una dirección, dar la vuelta e ir en la dirección opuesta. Junto con el arrepentimiento viene el deseo y el proponerse a uno mismo de no volver a hacerlo. La mentira es lo contrario a la esencia de Dios. Él es la VERDAD.
La verdad tiene que ver con la luz, Dios es LUZ. La mentira tiene que ver con las tinieblas, por eso Dios dice que el diablo es el “padre de la mentira” y no hay verdad en él (Juan 8:44). LA PAZ Es algo de lo que adolece este mundo. Vemos en los noticieros las cosas tan terribles que están pasando por todo el mundo: homicidios, accidentes fatales, muertes prematuras, etc. Se dice que la paz es la ausencia de guerra, eso es cuando uno lo mira desde el contexto externo y terrenal, pero es mucho más que eso. Cuando uno lo mira como lo ve Dios, el origen de ello tiene que ver con lo que pasa dentro de tu ser (Santiago 4:1). Si dentro de tu ser hay contiendas y pleitos, es lo que viene de manera natural debido al pecado que mora en nosotros (Romanos 7:17). Por eso Dios nos da la salida, al acercarnos a Él y vivir como Él manda. ¿Cómo es la paz perfecta?