El corazón humano es la tierra donde el sembrador del cielo (Jesús) siembra la Semilla de la Palabra de Dios.
Mar 4:26 (Jesús) Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
Mar 4:27 y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
Cuando sembramos una semilla en la tierra, la persona que la siembra siente un placer especial en verla crecer y desarrollarse, hasta que llega a ser una planta hermosa con hojas/flores y luego el fruto. Por eso, constantemente está pendiente de su crecimiento. Así es nuestro Dios que espera que Su Palabra sembrada en nuestro corazón dé fruto abundante.
En la Parábola del Sembrador (Marcos 4:3-20), vemos cuatro tipos de tierra…la semilla sembrada…
1) Junto al Camino…cuando una persona no entiende la Palabra del Reino de los Cielos que ha sido sembrada en su corazón, vienen las aves y la comen (el malo –Satanás- la arrebata).
2) En Pedregales…la persona oye la Palabra y la recibe con gozo, pero por tener poca profundidad, tiene corta duración y el sol la quema (por no tener raíz), tropieza y se seca. ¿En qué tropiezan? Cuando vienen las aflicciones de la vida, o la persecución por ser cristianos, no lo soportan, se echan para atrás y la semilla de la Palabra de Dios se seca en sus corazones.
3) Entre Espinos…oyen la Palabra, pero los a) afanes de esta vida; b) el engaño de las riquezas; c) codicias de otras cosas; ahogan la Palabra y hacen que no haya fruto alguno.
En esta lectura entendemos lo siguiente…
1) La persona no entiende el Evangelio del Reino de Dios, por no poner suficiente interés, por no prestar más atención, pero sobre todo por no disponer su corazón. Nuestras creencias y actitudes aprendidas ante las cosas de Dios, pueden distraernos y cerrar nuestra mente para no entender.
2) Poca profundidad indica superficialidad; es decir, sin solidez, sustancia o fundamento, para lo cual es necesario un cambio de actitud. Hay muchas distracciones en esta vida para alejarnos de lo más importante, que es Dios. Si no cambiamos, no podremos enfrentar las vicisitudes de la vida, ni el ataque de otros, por ser cristianos.
3) Los espinos son los que nos hacen flaquear…afanes de la vida diaria: trabajar, estudiar, pruebas, responsabilidad, compromiso, vestirse, comer, etc. Los ojos puestos en las cosas terrenales, hacen que nuestra vida espiritual sea borrosa e irreal. No limpian su “tierra” de mala hierba, las cuales ahogan la semilla.
Por otro lado, las riquezas, que nos engañan haciéndonos creer que no podremos vivir sin ellas y le damos una prioridad por encima de nuestro Salvador, cuando la Biblia nos dice…
Proverbios 23:4 No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste.
Proverbios 23:5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?
Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.
Además, están la codicia de cosas de la vida actual; lo que desean tener nuestros ojos, el deseo de la carne (vanidad, borrachera, sexo, gula), la tecnología (no es mala; es neutra. Nosotros le damos el uso positivo o negativo) y otras cosas que la vida nos ofrece (1Juan 2:16).
La tierra donde cae la semilla es la que produce la cosecha (buena o mala). Esa tierra es tu corazón. La buena cosecha depende del terreno. Si el corazón no está bien preparado y bien abonado, no habrá cosecha. Es necesario que sea dócil y manejable.
El cuarto terreno es la buena tierra y el que da fruto. El fruto que produce es al 30, 60 y 100 por ciento. Lo importante no es tanto la cantidad, sino dar fruto. Cada uno produce según su capacidad. No nos comparemos con los demás, pues todos somos diferentes y daremos fruto diferente. Claro que, uno debe poner su mejor disposición para dar el mejor fruto posible.
En síntesis, nuestro corazón tiene diferentes reacciones ante las circunstancias que nos presenta la vida. Es nuestra responsabilidad, hacer lo posible por fortalecer las áreas débiles, con la ayuda de Dios. Si nosotros ponemos de nuestra parte, Dios hará Su parte.
La vida es un constante aprendizaje, ganan los que ponen su confianza en Dios y perseveran hasta el final. No siempre es fácil, por eso es necesario fortalecernos espiritualmente para lograrlo.
Como reza el dicho:”Mientras haya vida, hay esperanza”. Pero más que nada, si tenemos a Dios, tenemos VIDA, tenemos ESPERANZA, tenemos la VICTORIA que Cristo ganó por nosotros en la Cruz del Calvario. Si eres hijo(a) de Dios, ¡eres un triunfador(a)!
Gracias M.E. ¡Siempre es excelente meditar acerca de la Palabra de Dios!
Esta lectura coincide con algo que escuché al amanecer esta mañana en la radio: El bambú es una planta enorme que, luego de sembrada, transcurren siete años de “nada”. Luego de este lapso aparece por fin a la superficie y crece muchísimo, más de veinticinco metros en cuestión de cuatro o seis semanas.
Pero no revivió después de todo ese tiempo: Siempre estuvo vivo desde que fue sembrado, pero se mantuvo creando unas extraordinarias raíces que son su soporte y fortaleza para el extremo calor o el más intenso frío; es casi imposible que una tormenta lo derribe y si lo cortan por la mitad vuelve a crecer cerca de treinta metros en cosa de semanas nuevamente.
Esto, creo yo, nos ayuda a ponernos en perspectiva para entender que su Palabra nunca vuelve vacía sino que es prosperada para aquello para lo que el Señor la envió. Podemos descansar en vez de desanimarnos cuando no vemos resultados satisfactorios en nuestras vidas o en las de quienes amamos. Los pensamientos de Dios son más altos que los nuestros y sus tiempos no son los que tenemos nosotros como “óptimos”.
¡Creo que el propósito de Dios es que todos seamos pacientes y de profundas raíces en la fe en Jesucristo para heredar sus promesas!
Sí, el ejemplo del Bambú es ¡muy interesante! Igualmente, en las personas, ocurren cosas en su interior que no salen hasta que han pasado muchos años. Todo ocurre en lo oculto, hasta el momento en que debe salir o que sale obligado por alguna circunstancia.
Dios hace la diferencia con Su palabra en nosotros, si lo dejamos, nos hace fuertes para soportar las tormentas.
Gracias por tu comentario.