Ser madre es uno de los privilegios y bendiciones más grandes que Dios da, porque vas a traer al mundo un ser humano que continuará con la línea de vida que empezaste aquí.
La madre está en el corazón de Dios. Él te da una herencia, te concede (de manera prestada), vidas muy estimadas por Él. Dios ama Su creación y te da a ti la facultad de poder traer hijos al mundo y de poder criarlos, pero…
“La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo”. Juan 16:21
…antes de nacer la criatura, tu vientre se ha ensanchado al máximo, preparando la salida de ese ser; pasas por un gran dolor físico, pero después cuando ya llega, olvidas las quejas y dolores, y a cambio que da una gran satisfacción. Él o ella será tu descendencia, que te sucederá cuando tú ya no estés.
UNA HERENCIA
“Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa”. Salmo 127:3
Los padres dejan una herencia genética, que es la transmisión de características anatómicas, fisiológicas, etc. no todas, porque los hijos traen sus propias características también.
Otra herencia es la de los bienes materiales que dejamos a nuestros hijos; lo que consideramos de valor, ya sean inmuebles, muebles, negocios, dinero.
Por otro lado, hay una herencia espiritual, la más importante que debemos dejar a nuestros hijos. Esta se va formando dentro del hogar, desde que son pequeños. Los niños van aprendiendo todo por imitación. Si somos cristianos comprometidos con Dios, ellos verán que le damos a Dios el primer lugar en nuestro hogar; donde no falta la oración y devocional en familia, pero además, debe haber la oración individual de cada uno de los padres.
Los padres oran por sus hijos y con sus hijos. Es decir, en sus oraciones personales (para que Dios los guarde de tantos peligros afuera y para que sigan el camino correcto de Dios). Y oran junto con ellos también, porque es una manera de demostrarles amor, cuánto valen, estima propia, seguridad, confianza, dependencia, y temor de Dios.
Tu oración como madre, toca el corazón de Dios, y ese hijo(a) será piadoso, aunque no llegue a ser ministro de Dios a tiempo completo, por lo menos, vivirá siguiendo y sirviendo a Dios desde el lugar donde Dios lo haya puesto (estudio, trabajo, negocio, etc).
Un pastor contaba que cuando era chico y pasaba de noche por la habitación de su madre, veía la puerta abierta y ella de rodillas orando por él. Esto le produjo tal impacto, que jamás lo olvidó y él llegó a ser un siervo de Dios, gracias a las oraciones de ella y a la bondad de Dios.
OTRA MADRE
Pero hay otro tipo de madre, aquella que si bien no ha dado a luz a la criatura, la ha recibido con mucho amor y ha otorgado los mismos cuidados y sacrificios que la madre biológica. Es la madre adoptiva.
Cuentan la historia de un niño con una madre adoptiva. El niño un día le pregunta a su madre: “Mami, ¿yo crecí en tu barriga?” La madre, no sabía cómo contestar esa pregunta y se quedó pensando un momento. Finalmente, le dijo: “No hijito, tú no creciste en mi barriga, sino que creciste en mi corazón”.
MADRE SOLTERA
Si eres madre soltera o divorciada – en otras palabras, sin esposo – Dios tiene cuidado de ti. No estás sola. Él te acompaña. Entrégale el cuidado de tus hijos para que Él te guíe en la crianza de ellos. Trata de conseguir un varón cristiano, de ejemplo (hermano, amigo de la familia) que pueda pasar tiempo con tu hijo, y pueda hacer el papel de tutor, orientándolo y sirviendo de ejemplo masculino.
No hay cosa mejor que poner las vidas en las manos del Señor, porque Él tiene TODA la sabiduría que nosotros, como humanos, no tenemos. Él tiene la paciencia, que muchas veces nos falta. Él sabe qué cualidades y talentos ha puesto en tus hijos. Él sabe lo que les espera en el futuro.
LABOR DE UNA MADRE
La madre pondrá la semilla de todo lo bueno que el niño debe llegar a ser. Prepara el corazón del hijo para tener una semilla buena que al crecer dé el fruto interno del que nos habla el Señor: “gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza” (Gálatas 5:22-23).
Eso se hace no sólo con palabras, sino, sobre todo, dándole ejemplo de vida. La madre debe aprender a vivirlo ella primero, para después mostrárselo a su hijo(a).
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6
Lo principal es que aprenda de niño. Los cinco primeros años de vida de un niño son los que marcan su personalidad y sus creencias. Por eso, es preferible que la madre no trabaje fuera de casa, dejando al niño con otras personas, en esta etapa de la vida. Ellos aprenderán con el ejemplo de los adultos. Mira de quién está aprendiendo él/ella.
He escuchado testimonios de hijos que se apartaron del Señor, después de haber crecido en un ambiente cristiano y lo curioso es que contaban que, a pesar que de más grandes se apartaron de Dios, siempre había “algo” que les hacía recordar y desear volver a Dios, hasta que finalmente lo hacían. La semilla había sido sembrada en su corazón y estaba allí para recordárselo.
El Señor llama… “Vengan, hijos míos, y escúchenme, que voy a enseñarles el temor del Señor”. Salmo 34:11 (NVI)
Y recuerda que la sabiduría viene del temor de Dios (Salmo 111:10; Proverbios 1:7; 2:5; 9:10). Tema sumamente importante, del cual hablaremos en otra ocasión.
CONCLUSIÓN
“Mucho se alegrará el padre del justo, Y el que engendra sabio se gozará con él”. Proverbios 23.24
Si deseas ser una madre que críe hijos útiles a la sociedad y temerosos de Dios; que triunfen en la vida y de los cuales estés complacida, debes formar hijos justos y sabios…que sigan la justicia y lo recto delante de Dios; que tengan sabiduría para pesar todas las cosas y saber cómo responder en cada ocasión. Si lo haces, tendrás una buena cosecha cuando él/ella sea grande. Hay mucha corrupción en el mundo, y ellos pueden marcar la diferencia.
¡Qué hermoso llamado tienes MADRE! Es un llamado a tiempo completo, que demanda la entrega de tu vida. Tu satisfacción y premio será grande cuando hayas encaminado a ese hijo(a) por el camino correcto. Alégrate con él o ella.
El milagro escondido…
Que lindo tu tema, Pamelita me veia de rodillas orando siempre, un dia quizo ir a u lugar no muy bueno….. y le dio fiebre!!!. Me dijo:MAMAAA tu has estado orando, que mala!! jajaja, ella sabe que su madre ora siempre.