Cuando iniciamos la vida cristiana, lo hacemos como bebés. Hemos experimentado un cambio interior tremendo y todo es nuevo para nosotros. De allí debemos empezar a crecer espiritualmente…pero, ¿que implica eso?
¿Cómo era yo de Niño?
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño…” (1Corintios 13:11). Primero uno pasa de bebé a niño, empezando por dar los primeros pasos, y luego uno va adquiriendo firmeza en el hablar, el caminar, el actuar, hasta poder hacerlo bien. Estas etapas no siempre vienen fácilmente y a veces los niños se rebelan, se retraen y/o quieren seguir siendo niños.
No sólo le sucede al niño, también uno de grande pasa por esos momentos, cuando vienen cambios en la vida. Por ejemplo, cuando un joven viaja a vivir al extranjero, para estudiar o trabajar. Debe dejar atrás la familia, amigos, país, para seguir nuevos rumbos y conquistar sus sueños. Por otro lado, los padres, cuando los hijos crecen y se van de la casa, queda el “nido vacío”, lo cual es difícil enfrentar.
¿En qué área de crecimiento estás siendo desafiado?
¿Qué implica crecer?
Crecer implica dejar la “zona de comodidad”, lo conocido y las cosas a las que uno está acostumbrado, para empezar nuevas etapas en la vida; dejar la antigua manera de pensar y renovar los pensamientos, para que puedan cambiar nuestros actos.
“…mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (1Corintios 13:11).
Cuando tenemos algo bien agarrado, es difícil soltarlo. Sólo pensar en hacerlo, nos da inseguridad y temor de perderlo, pero si queremos crecer, es necesario dejar las tablas de salvación (sólo Jesús salva) en todas las áreas: personal, familiar, laboral, espiritual y las excusas: “Yo soy así. No puedo cambiar”.
Si vienes de una familia en la cual los miembros han sido muy apegados unos a otros, va a costar más trabajo lograrlo, pero no es imposible, si verdaderamente deseas crecer como persona y avanzar en la vida.
El creyente que es como un niño espiritual, que no ha alcanzado la madurez espiritual, es como un cristiano carnal, débil en cuanto a las cosas de Cristo, al cual no se le puede hablar como a gente madura (1Corintios 3:1).
Hebreos 5:13-14 (DHH) Y los que se alimentan de leche son como niños de pecho, incapaces de juzgar rectamente. La comida sólida es para los adultos, para los que ya saben juzgar, porque están acostumbrados a distinguir entre lo bueno y lo malo.
El niño en la fe, aunque es heredero y dueño de todo, en nada se diferencia de un esclavo. Hay personas que lo cuidan y se encargan de él, hasta el tiempo señalado por el padre. Nosotros, como niños en la fe, estábamos sujetos a las reglas elementales de este mundo y les servíamos (Gálatas 4:1-3).
En la Palabra, dirigiéndose a los que hemos pasado la etapa de la niñez, nos pide que conservemos algunas áreas del ser niño, las cuales tienen que ver con el Reino de los cielos:
Nuestra Parte
- Ser como niño, para entrar en el Reino de los Cielos (Mateo 18:3).
- Humillarnos como niño, para ser el más grande en el Reino de los cielos (Mateo 18:4).
- Ser niño en la malicia, pero maduro en el modo de pensar (1Corintios 14:20).
- Como niño, anhelar conocer más la Palabra de Dios, para que podamos crecer hasta llegar a la salvación (1Pedro 2:2).
- Callado y tranquilo como niño recién amamantado en brazos de mamá (Salmo 131:2).
La parte de Dios
- Dios ha escondido de los sabios lo que ha revelado a los niños (Mateo 11:25).
- Dios ha puesto alabanza poderosa en los niños pequeños capaz de silenciar a los enemigos que buscan venganza (Salmo 8:2).
Conclusión
Hay una necesidad de crecimiento, de dejar atrás lo que es de niño. El Señor nos prepara para servir y fortalecer al Cuerpo de Cristo, a que alcancemos la plena madurez de Cristo y así no ser como niños en un barco a la deriva, arrastrados por cualquier enseñanza engañosa de los que poniéndonos trampas, desean hacernos caer (Efesios 4:12-14).
Debemos, confiar más en Dios, aprender de Su palabra, dejarnos guíar por el Espíritu Santo, renovar la mente. En otras palabras, dejar la esclavitud para recibir la herencia. Ya no somos esclavos, somos hijos herederos de Dios por medio de Jesucristo (Gálatas 4:1-7).
¿Estamos listos para empezar ahora?
¡Dios te bendiga!
Estas reflexiones y pagina de Blog es de mucha bendicion en mi vida!
Estaba buscando por el internet un lugar asi que me diera pasajes biblicos con reflexiones para pensar y medtar… el Señor me indico aqui y le doy gracias a E
Hola Karol…me alegro mucho que le sirvan estas reflexiones. El Señor tiene sus caminos, me asombra tanto cuando escribo algo, como cuando recibo respuestas de este tipo. Gracias por su comentario. ¡Que Dios la bendiga ricamente! 🙂